domingo, 9 de junio de 2013

Un caso similar al de Susana


Después de trabajar el caso de Susana en clase, he intentado recordar alguna situación similar que se produjera durante mis prácticas y no recuerdo ninguna en concreto. Lo que si recuerdo y está más grabado en mi cabeza, es el modo que tenían algunas de las maestras de la escuela para resolver los conflictos, y digo alguna, porque yo veía como actuaban la tutora y la maestra de mi aula básicamente y para mí no era la manera más adecuada, está claro.

 

No me gustaría criticar el trabajo de nadie, pero en muchas ocasiones se les alzaba la voz demasiado a los niños y sus caras de susto están en mi memoria.

 

No se intentaba dialogar con ellos, ni tampoco se les invitaba a la reflexión, los problemas se solucionaban en algunos casos gritándoles,  llevándolos al rincón a pensar o a veces sin saber exactamente lo que había pasado, si estaban dos niños peleando, se les decía que tenían que darse un besito y ser otra vez amigos… ¿cuánta lógica para un niño verdad?.

 

También recuerdo que había un niño, que sin intención de “ etiquetarlo”, pero la realidad es que era bastante movido y nervioso que en el momento de la relajación después del patio era imposible que estuviera estirado en las colchonetas más de un minuto y ya casi automáticamente lo llevaban al baño que estaba dentro del aula para que estuviera allí solo mientras los demás niños se relajaban, pero cada día era un “drama”, porque él no quería quedarse allí solo y lloraba lloraba…Yo, un día le pregunté a la tutora que si habían intentado otras alternativas y su respuesta fue:” no hay manera, con este niño es imposible”.

 

Transcurrían los días y seguíamos en la misma situación, hasta que un día no pude más y le pregunté a la tutora si me dejaba que tuviera una conversación con él, faltaban pocos días para terminar las prácticas y a mí me daba pena pensar que aquel niño se iba a pasar siempre el rato de la relajación llorando solo en el baño, ella me contestó “si claro, pero no servirá de nada”.

 

Así que un día cuando estaban en el patio me acerqué a él y le pregunté ¿ A qué estás jugando? Y me respondió “Estoy haciendo una casa de tierra” y me puse a ayudarlo, mientras, le fui hablando y le pregunté qué porque no se estiraba como los demás niños cuando estaban relajándose y me contestó encogiéndose de hombros, yo le dije “ hay muchos niños que les gusta estar tranquilos en ese momento y si tu estas por allí saltando y gritando les molestas”, entonces le puse un ejemplo y le dije “imagínate que ahora viene un compañero y rompe la casita que estás haciendo, ¿verdad que te molestaría también? Y asintió con la cabeza,” pues es lo mismo” le dije yo, entonces quiero que hoy te quedes estirado en la colchoneta pensando en alguna cosa que te gusta mucho y así no tendrás que estar solito en el baño, ¿lo harás? Y me dijo”vale”.

 

Cuando llegamos a la clase, fue el primero en estirarse en la colchoneta y permaneció allí quieto los 10 minutos de relajación.

La tutora me preguntó “¿Cómo lo has hecho?!!” y yo le respondí “ nada del otro mundo, solo he hablado con él y le he puesto un ejemplo para que lo entendiera”.

Competencias trabajadas: reflexión de los errores y mejorar mi actuación profesional, la autonomía del aprendizaje y la reflexión sobre mi propio aprendizaje 2.2-2.7-3.1

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